martes, 22 de enero de 2013

“Plataforma”, de Michel Houellebecq


Ed. Anagrama/Página12
Trad. de Encarna Castejón
Bs. As. 2012

La novela arranca bien: el padre de Michel ha muerto asesinado por el hermano musulmán de la mucama musulmana que lo atendía y con la que tenía un romance. Un detective se encarga del caso, lo resuelve enseguida, el homicida va preso, Michel hereda una pequeña fortuna, etc. Decepción de la trama policial, muy bien manejada, moderna, chiste a los géneros y demás. El narrador de la novela es Michel, empleado municipal del departamento de fomento artístico, en la comuna de Paris; 40 años, soltero, aficionado a las prostitutas y a masturbarse, cínico, naif, inteligencia media, apagado y turista ocasional. Luego de este asunto del padre, Michel viaja a Tailandia en sus vacaciones y conoce a una chica que a la vuelta se convierte en su amante. La chica se llama Válerie y trabaja en la empresa de turismo que le vendió los pasajes a Michel. El carácter de esta muchacha es bastante similar al de Michel, su versión con vagina, sin rastros de femineidad (lo que sea que esto signifique). En otras palabras, Michel se enamora de sí mismo con vagina y Válerie del Michel enamorado de sí mismo con vagina. Esto en sí ya representa un asunto picante. ¿Se le puede decir incesto, o algo similar? ¿Inselfto? En cualquier caso, lo picante es el interés principal de esta novela. Michel emprende con su novia una aventura financiera para que la empresa de turismo abra viajes destinados a la aventura sexual paga de los turistas europeos en países del tercer mundo: Cuba, Tailandia, Costa de Marfil, etc. La iniciativa fracasa porque un grupo extremista musulmán coloca una  bomba y mata a mucha gente, entre ella a Válerie. Michel queda devastado, pues se había enamorado bastante, y termina sus días en un pueblo post-hippie de Tailandia, escribiendo la novela de la que estoy hablando. Sé que soy un cabrón por revelar parte del argumento, pero mi intención es noble: ahorrarles un valioso tiempo que podrían dedicarle a leer algo más interesante, o a tener sexo, pasear, hacer turismo, etc. Entremedio de todo este asunto que se corresponde a la trama argumental, hay varias digresiones que señalan los pensamientos de Michel respecto a las novelas policiales, en los que defenestra a John Le Carré y otro par más (recordemos que el comienzo de “Plataforma” ya se ocupa de las tramas policiales); así como sobre el sexo (hay todo un recuento de escenas porno light –sobre esto apunto: si Houellebecq hubiera sido latinoamericano no le hubiera parecido tan espectacular coger en plazas, baldíos, etc.), o más bien sobre la desexualización de la vida de occidente por causa del capitalismo que vuelve abstracto el  cuerpo, objeto de intercambio, etc.; y propone la solución de la universalización del pago por sexo: occidente con plata y sin interés por perder el tiempo en el flirteo, da billetes al tercer mundo pobretón a cambio de polvos tropicales, subtropicales, desérticos, coloridos y demás; también hay más digresiones que seguramente no son nada interesantes pues no las recuerdo. Lo más trascendental, junto al tema del sexo en occidente, es el fenómeno del islamismo, contra el cual hay dos argumentos bastante ‘picantes’: el haber aplastado a culturas milenarias como la egipcia y la obstinación por la proliferación de tabúes como justificación de un afán por la violencia gratuita, vulgo terrorismo. La novela es epidérmica en su aproximación a los temas que propone y se desliza veloz como la vida en las grandes ciudades europeas y los mensajes de texto; pero esto más o menos hasta la mitad, luego se vuelve demasiado idiota y cursi.



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8 comentarios:

Richard dijo...

¡Hola Ever! ¿Es muy larga la novela? Quizá debo leer la primera mitad y contarla como un cuento. De todos modos, gracias por el aviso. ¡Saludos!

e. r. dijo...

Hola, Richard!

Tiene 300 páginas. Hasta la mitad se lee corrido, después ya no tanto. Ya sabemos que la extensión de un libro es subjetiva; en este caso, creo que es una novela larga!

mario skan dijo...

Me parece que Las partículas elementales está mejor. Recuerdo haberla leído de la pantalla. En cambio a Plataforma la abandoné por razones ópticas, dos libros de la pantalla pueden ser cegadores. saludos

e. r. dijo...

Hola, Mario!

la pantalla, qué lío. Pensaste en una e-book reader? o como se llame? apenas tenga plata me agencio de uno. Así leo versiones electrónicas de aquellos libros que parecen pavadas. No sabés la cantidad de libros que tirados por ahí, que no sé donde meter, que nadie quiere, juntando polvo, ¡el suplicio!
Decile al Humbert que te pase el libro, osobuco.
Saludos!

k dijo...

Compré un poco a ciegas este libro para leerlo en un viaje en tren a Berlín. Al principio me gustó -no recuerdo por qué-, luego me dejó una enorme sensación de estafado -intenté devolverlo porque por un error de edición le faltaba página y media, pero me dijeron que sólo me lo descambiarían por uno igual, les contesté que prefería tener aquel ejemplar, al menos tenía la extravagancia de dos páginas en blanco, lo mejor de la obra...-. Afortunadamente también eché en la mochila Una cuestión personal de Oé ; ), saludos kovalskianos

saludos

e. r. dijo...

Hola, Kova!

Hace rato no sabía de vos. Mirá, justo estaba conectado. Creo que estafa es una buena palabra para definir la sensación que deja la novela. Yo siempre atempero mi subjetividad a la hora de leer, pues si me desboco termino arrojando los libros por la ventana. Últimamente he ido regalándolos, o cambiándolos por otros. Intentaré el cambio con este libro, si no puedo lo tiraré. Salto lo del regalo pues debería encontrar alguien que detesto para sentirme bien regalándolo.
Saludos!

Pablo Seguí dijo...

¿Qué tal, Ever? De este sujeto leí "La possibilité d'une île" (supongo que la traducción es tal cual, si existe) y, dicho en cordobés, me pareció un perfecto pelotudo. La macana es que me leí sus no sé si 800 pp., esperando no sé muy bien qué. Moquero mal.

Abrazo desde La Babía.

Alquiler de computadores dijo...

Valiosa la reseña, excelente recomendado.