sábado, 17 de diciembre de 2011

"El sindicato de policía yiddish", de Michael Chabon

Ed. Mondadori, Bs. As. 2008
Traducido por Javier Calvo Perales


Un policía, Landsman, descubre el cadáver del presunto mesías en el hotel donde vive. Esto ocurre en Sitka, Alaska, en las épocas actuales pero en una realidad paralela, una distopía: Sitka es una ciudad donde fueron a parar los judíos expulsados de Israel y del resto del mundo, rechazados por todos, etc. Por cuatro veces estuve a punto de abandonar, pero no lo hice, porque confiaba en Michael Chabon y confío en los premios Pulitzer. Confío en los suplementos y en los gustos de los lectores del mundo, que lo elogian. Muchos personajes extravangantes, cada uno más espectacular que otro; persecusiones, tiroteos, homosexuales; detallada divagación sobre variedad de manifestaciones de la religión judía, con chistes al respecto; detallada descripción de la ciudad de Sitka y su por qué; detalla descripción de una especie de rosca de chocolate; variedad de palabras de origen judío, detalladamente explicadas; 426 páginas de apretada tipografía; una página más de agradecimientos. Confiaba en vos, Michael Chabon, y me jodiste. Un verdadero ladrillo insoportable, lleno de lugares comunes, más propios de la televisión barata, clase B (pero la de la clase B aburrida)... Honestamente no entiendo a quién puede importarle, por ejemplo, que el mesías que propone Chabon sea Gay. ¿Acaso no lo es ya el de la biblia? Largas disertaciones sobre los mesías esperados por el judaísmo... Soy un enfermo, un masoquista, debo pedir otra sesión más a mi psicoanalista, dios santo, me tengo lástima. ¿Por qué me torturé con todas esas páginas? Qué significás, Michael Chabón, si no el autocastigo? Hay un hermoso día de sol y yo estoy encerrado aquí escribiendo este párrafo innecesario sobre "El sindicato..."




-

3 comentarios:

Vero dijo...

¡Se agradece la recomendación!

mario skan dijo...

Buenísimo. Abro el paraguas. Estuve a punto de comprarlo por todas esas razones que nombrás pero no sé por qué lo desdeñé.
Así que Chabon nos propones un Dios gay, más original estuvo Dick que nos presenta a un cristo traficante de hongos alucinógenos demasiado yonki como para andar predicando por galilea.

saludos

e. r. dijo...

Vero!

Mario, pues este también es drogón, pero no trafica, al menos no abiertamente. Es cuestión de probar nomás el libro, leer las primeras páginas, quizá te resulta interesante, pero la verdad no creo.
A ver cuándo te da un ejemplar de Osobuco el Humbert!
Saludos