sábado, 11 de julio de 2009

Nuestro héroe desfigurado, de Yi Munyol



Editorial Norma, 1994. Traducción de David Suárez Rivero.
Yi Munyol es un escritor coreano, el más famoso de su país, candidato al nóbel en alguna ocasión; aquí sabemos un poco más de él.

El narrador de Nuestro Héroe Desfigurado (gran título) se llama Han Pyongt'ae. Es un nombre bastante complicado, como imagino que será para un hispanoablante cualquier nombre coreano. Han Pyongt'ae es también un niño burguesito pesado, chillón y bastante engreído. Pero bueno, el niño no es el narrador, sino el Han Pyongt'ae ya adulto.
Hijo de un funcionario expulsado del gobierno central de Seúl, Han Pyongt'ae termina calando en un pueblito de mala muerte, y allí en una escuela de provincia, también de mala muerte, a los 10 años, y esto, claro, no le gusta nada.
«El salón de profesores vino a confirmar esta primera impresión. El de la escuela de donde venía era amplio y brillante, como lo de los mejores establecimientos de Seúl. Todos los maestros se veían elegantes y llenos de vitalidad. Pero este salón era, en cambio, exactamente del tamaño de un aula, y los docentes fumaban en él como chimeneas, a la manera de los campesinos: sentados, taciturnos, calamitosos y anónimos.»
Ya el primer día de clase, el niño Han Pyongt'ae conoce a su pesadilla: Om Sokdae. Este Sokdae, con nombre de personaje malvado de videojuego, es el jefe de clase del curso al que va Han. Pero más que jefe de curso, es un verdadero dictador: se hace regalar y servir por los alumnos, a fuerza de amenazas de palizas o de destierro.
La historia en sí, no tiene nada de fascinante. Los niños son espantosamente crueles y cobardes; después de todo, los hijos son hijos de sus padres. Sin embargo, esta historia tan llana, que avanza a través de lugares comunes como si se tratara de bosques tenebrosos, cautiva porque está llena de rabia, de resentimiento, de sentimientos bajos.
Su desarrollo es previsible: el niño Han, de ciudad, se topa con la barbarie pueblerina, con un maestro salvaje y violento, y un compañero de clases, Sokdae, que lo llena de humillación y desprecio, para obligarlo a ser uno más de sus subditos.
Pero Han Pyongt'ae es un pendejo orgulloso y le da batalla por una buena cantidad de páginas, una batalla apasionada y desordenada, de niño, y en respuesta el otro, Sokdae, le da una batalla fría y cruel, de adulto. De pequeño hijo de puta. Nunca lo desafía abiertamente, lo defiende cuando hay que defenderlo, pero también lo aísla de los juegos hasta hacer que Han Pyongt'ae se beba la soledad como si bebiese los jugos de un hígado de mendigo alcohólico, una bilis horrenda que lo deja verde y vomitando, con los ojos llorosos, meándose encima, cagándose.
Chorreante de diarrea, Han Pyongt'ae intenta ganarse a sus compañeros para enfrentar a Sokdae, pero este es mucho más fuerte y hábil en política, tiene rendido a su favor a todo el alumnado, y Han Pyongt'ae termina aislado, exiliado, sobándose el rencor.
Hasta que, como tiene que ser, Han Pyongt'ae se rinde, busca adular al tyrannus, chuparle la despótica erección, y luego beberse el semen del monstruo de Sokdae para quitarse el gusto a bilis que lo está matando. Y, claro, termina siendo un esbirro más.
Aquí se acabaría una novela medianamente buena, con fragmentos antológicos.
Pero la historia sigue. Si bien Han Pyongt'ae ronda a Sokdae y recibe sus favores, incluso una que otra disculpa, sigue incubando un deseo de venganza. Le llega su hora cuando un nuevo profesor descubre las fechorías de Sokdae. El puto de Sokdae, utilizado como trapo de piso, se enfrenta a la cobardía de todos los alumnos, ex-esclavos suyos, que lo denuncian y lo hunden en el pozo séptico de las dictaduras en desgracia. En este tramo, es muy difícil no sentir empatía por él.
Todos traicionan a Sokdae, menos Han Pyongt'ae. Pero él no lo traiciona porque se haya amigado, sino porque su odio erupciona contra la cobardía de sus compañeros, que luego de adular incansablemente a Sokdae y hacerlo a él padecer todo tipo de injurias, se hacían las víctimas.
Como todos sabemos, las dictaduras cuentan con la complicidad de un país.
Aquí hay una serie de reflexiones sobre las democracias y su corrupción y cómo estas encierran el deseo de la dictadura, que emerge en los más leves gestos; después de todo, la brutalidad es la única condición humana posible.
Aquí acabaría una novela un tanto servil al pesimismo del autor, sin mucho miramiento estético. Pero ésta novela sigue unas páginas más.
Ya adulto y con una vida miserable, Han Pyongt'ae es arrastrado por el capitalismo coreano a la bancarrota y termina rumiando su infancia y mezclándolo todo, un perfecto hombre resentido, es decir una persona sensata.
Quizá con unas pocas reflexiones de más y de menos, aquí acabaría una buena novela, aunque con bastantes altibajos.
Pero la novela sigue un par de páginas más.
Y el final es completamente innecesario, olvidable.
En fin, la historia no tiene nada de arriesgado ni de espectacular, pero la fuerza que alcanza en algunas páginas la hace muy recomendable. Su tono me recordó en ocasiones a Fournier, al menos la sensación que produce el Furnier de las últimas páginas de El Gran Meaulnes.
La novela en el original coreano debe ser impresionante. Pues, para llegar al castellano tuvo que atravesar otro idioma, el francés, y la verdad es que sobrevivió. Y esto solo lo hacen los buenos libros, ¿verdad? O los libros obstinados, como Han P...



15 comentarios:

Edgar Pou, ratá pypore dijo...

Que bueno que exista un lector tan atento como vos Ever. Comentarios de este estilo dan unas ganas tremendas de leer el susodicho libro.
Siempre me fascinó el universo opaco y esquivo de los koreas.
Avanti¡¡¡

mario skan dijo...

Hola Ever: hace poco, para este tiempo de pandemia, retiré de la biblioteca un par de libros disímiles entre si, dos de una china llamada Amy Tam, uno de De Santis, otro de Giardinelli y uno de Woolf. Comencé por el de la china y la verdad que me llevé una sorpresa, creo que lo voy a leer entero ahora que Ud. me alentó con esta reseña, como siemrpe, bien narradas y con detalles.No sé si la leería o tal vez si, la pandemia me vovió un indeciso.
saludos

Matías Pailos dijo...

es un poco fastidiosa la reacción de Han. Si fuera un poco más hijo de puta -si no fuera tan adicto a la indignación-, la cosa hubiera mejorado. (Mi autoridad para opinar en este sentido reposa íntegramente sobre el siguiente comentario de Knut Hamsun acerca de Mein Kampf: "No leí el libro, pero leí las críticas".)

PD: el autor agradece al responsable de las walserianas Ediciones Instituto Benjamenta por la difusión, y solicita entablar contacto vía mail. ¿Podría facilitarme su dirección?

e. r. dijo...

Hola, Pou!
qué placer tenerte por acá!!!
mirá, los coreanos, como decís, son uno de los grandes misterios de asunción. dentro de poco, no te apures, el idioma será obligatorio en las escuelas, así que no se pierde con andar prevenidos.
saludos

Hola, mariano!
lo de ami tan me llama mucho la atención, pues vi unos ejemplares en casa de mi suegra. hay sí una cosa rara en los orietales, que hace que hasta lo trivial nos parezca interesante (siempre y cuando no sea murakami, que es un clichéísta exagerado, en mi humilde opinión).
giardinelli también me copa, pues como yo es chaqueño, así que algo debe tener. aunque entre nos, lo vi un par de veces y parece un pesado.
salud0s

hola, pailós!
qué gusto que pase por acá.
encantadísimo, pailós, lo del contacto, el mail es barcoborracho@gmail.com,
ya se lo dejo en su blog.
saludos
pd: las mejores lecturas son, después de todo, la de las críticas...

Richard dijo...

Hola Ever:

Aunque la literatura coreana no es mi fuerte (de hecho, estar en desorden = mi único fuerte), te agradezco la reseña como siempre. Interesante. PD: Tengo menos de 20 páginas para llegar al final de Jakob von Gunten. ¡Qué buen libro! ¡Saludos!

N. dijo...

a veces con las pasiones alcanzan y las historias pueden ser tontas... parece bueno como pone las pasiones infantiles, que muchas veces son absolutas! despues con los años uno empieza a ser mas relativo y buen, todo se llena de polvo, como dice calamarete. lo que si se nota esta bien vivo y hecho un remolino es usted, que brutal puede ser... eso me gusta, es muy sensual, desde luego que me monto con usted cuando leo entras entradas, es un audaz!
pts! yo conozco varias historias infantiles con conejos que dejan al coreano como un poroto y otros relatos de peces azules y siestas calurosas que son la plena intensidad... a ver si se anima y pone una entradita para descargar con una linda tapa!!
besos

Mafalda dijo...

...

No he leído literatura Coreana.

Hablar acerca de una lectura contigo en vivo y a todo color ha de ser interesante.

Me gusta como desmenusas lo que lees,así debe ser, no como algunos que andan por algunos rumbos cibernéticos colocándose posturas intelectualoides sin siquiera leer.

A lo mejor, porque en estos momentos mi país vive y vivirá la paradoja de caer y caer en errores, me llegó estó que pusiste:


"Aquí hay una serie de reflexiones sobre las democracias y su corrupción y cómo estas encierran el deseo de la dictadura, que emerge en los más leves gestos; después de todo, la brutalidad es la única condición humana posible".


Saludetes.

Mafalda

marichuy dijo...

Ever

De entrada confieso mi absoluta ignorancia en materia de literatura coreana. Lo más cerca que he estado de esa cultura, es a través de su cine (vendría bien para este título de "Nuestro héroe desfigurado", un film coreano más o menos reciente, "The host")

Pero coincido con Edgar Pou, tu narras los libros de tal forma, que uno siente más que animado a leerlos.

Saludos

Ojaral dijo...

Lo suyo es admirable, Ever. Hay que tener fe pa' meterse con un coreano, eh. Sospecho, igual, que esta reseña supera a su objeto.
Saludos!

Sandra Strikovsky (Strika) dijo...

¡Wow! ¿De dónde sacas a todos esos autores, Ever?

Al igual que Marichuy, lo más cerca de la cultura coreana que he estado es a través del cine.

Saludos

e. r. dijo...

Hola, Richard!
Jakov... es un hermoso libro, walser un hermoso autor, un maestro. espero que lo disfrutes tanto como lo hice yo.
saludos

hola, n...
me quedo sin pa-la-bras
pero ya las encontraré!
en su momento.
besos

hola, mafalda!
desmenuzar es un decir, pues termino deformando un poco lo comentado. un placer tu visita.
saludos

HOla, marichuy,
me gustó mucho el monstruo pegajoso de la pelí que nombrás.
un gusto tu visita,
saludos

Ojaral!
para nada, je.
saludos

Hola, Strika!
es una librería de usados frente a la estación uruguay de subte. cuestan 2 pesos, es decir como 50 centavos de dólar. hoy me traje la biografía de stendhal escrita por stephan zweig, también a ese precio.
saludos

Workaholica dijo...

Ay mi Ever...

Hasta pena me da comentarte... tú siempre buscando, leyendo y analizando buena literatura y yo con mis placeres culposos... jajajaja

Besos

e. r. dijo...

los placer culposos suelen ser los mejores, W.
saludos

N. dijo...

hermosas las fotos!!!

e. r. dijo...

gracias, querida N.