¡Hola, mis queridos amigos!
¿Cómo andá n todos?
Acá tranqui tranqui. Masomenos. Como tiene que ser.
Les cuento las novedades: Estoy trabajando en un lugar de telemarker, vendo fajas por teléfono cremas de caracol, potenciadores sexuales, etc., a latinos (especialmente mexicanos) que viven en USA. Seis horas por día, seis días por semana, incluyendo domingos, pues los sábados son mi franco. Hago como doscientas llamadas por día. Probablemente quedaré sordo por la cantidad de llamadas y profundamente perturbado por lo que escucho y digo a diario.
El domingo entré a trabajar a las cuatro de la tarde y estuve hasta las diez de la noche. Vendí 6 fajas, con crema liporreductora incluida. Muy buena onda la economía mejicana ese día. El lunes y martes, en cambio, fui presa de una profunda timidez (quizá debería decir, para ser más exacto, vergüenza), lo que me impidió organizar cualquier discurso telefónico. Por ende, no vendí. Ergo, nada de comisiones. Bajón. Espero sinceramente que a partir de ahora me vaya mejor. Es más, a partir de ahora debo mejorar.
Por otra parte he hecho nuevos amigos. Hace tres viernes voy a una especie de centro cultural, bastante parecido al Espacio Sajonia, el centro cultural que había en Sajonia, que fue el precedente del "otro" espacio, tan caro a los afectos asuncenos.El lugar este se llama Maldita Ginebra y queda cerca de donde vivo, en Abasto. Abre una vez por semana, los viernes, desde las 23 horas, hasta que la gente se va, es decir hasta la mañana. Leen poesía, son todos poetas. Un horror, todos poetas. Algunos de más de cincuenta años (hay uno de 70 o 75 años), otros un poco más jóvenes. Todos borrachos, histriónicos. Un horror. Cada viernes van poco más de 15 personas. Dos músicos rockeros del paleolítico improvisan (muy mal) baladas de los 60 o 70, luego suben a leer los poetas. Uno tras otro, sentados a una mesa con micrófonos y luces, se ubican los poetas en el escenario. Se toma cerveza. Al parecer, la gente ya llega borracha. El dueño es un boliviano precolombino, también bastante borracho, que toca el charango (muy mal) a la primera oportunidad y luego suelta complicados párrafos sobre los indígenas. Los que atienden el bar son dos hijos suyos, uno de 17 y el otro de unos 15. Si hay una ley que prohíbe que menores consuman alcohol, no sé si habrá una que regule a menores vendiendo.
El primer viernes (22 de febrero) ya me preguntaron si traje algo para leer. Oh, no, muchas gracias, fue mi respuesta.
El segundo viernes (29 de febrero), como solo había 5 personas, leí algunas cosas de unos libritos artesanales estuve fabricando para vender en bares, y que tienen escritos míos recortados en tiras como versos de un poema. Ovación general (4 personas). Me hicieron hasta una entrevista, en el escenario, con micrófono abierto. El problema era que los entrevistadores eran a la vez el público y nadie hacía mucho caso de las tonterías que yo iba diciendo porque estaban pensando sus respectivas preguntas y emitiendo opiniones varias a la vez que yo hablaba.
El viernes pasado (7 de marzo) llevé algunos poemas de Carlitos Bazzano, poeta luqueño, y Monserrat Álvares, una poeta peruana que vive en Asunción; también leí escritos míos y terminé vendiendo el librito que había llevado para leer. Me alcanzó para tomarme una cerveza.
Luego de que terminé de leer, un tipo habló de la fiebre amarilla y no le escuché muy bien porque estaba frente a todo el mundo (unas 20 personas) y tenía mucha vergüenza y me concentraba para no desmayarme o llorar. Por lo demás, no tenía nada que decir al respecto porque no sé mucho del tema.
Conocí a un poeta muy bueno, buenísimo, llamado SC (34 o 35 años), un correntino que vivió en Brasil, cerca de la triple frontera. SC estuvo en Asunción algunas veces, conoce el Yacaré y a un montón de gente de allá. De paso, me preguntó cómo conseguir la tipografía del yaca para un libro de él. En semanas anteriores SC estuvo leyendo poetas paraguayos en el ciclo de Maldita Ginebra (¡algunos en jopará!). Muy buena onda el tipo.
Después de Maldita Ginebra seguimos tomando cerveza en el depto donde vivo hasta las 10 de la mañana, hablando de literatura. Hace un montón que no hablaba de literatura, fue muy gratificante para mí. Cuando yo hacía esfuerzos atroces por mantenerme despierto, SC sacó un sobrecito de papel y se metió un sobregondi que haría retroceder de terror al propio terror. Entonces, al darme cuenta que no se iba a cansar nunca, decidí quedarme dormido en la silla. Por suerte SC se compadeció y decidió marcharse, instintivamente encontró el momento exacto, pues por un momento casi temí que se quede para siempre. Digo casi porque justo en ese momento se marchó. Muy cortez la actitud. Me pregunto dónde habrá ido a parar con lo cargado que estaba. Igual, no hubiera sido tan malo que se quede más. Es muy agradable conocer buena gente, y es bastante difícil. Me dejó su mail, que perdí, así que tengo que encontrarlo en alguno de los papelitos que hay por la casa para ver en qué quedamos estos días.
Mi hermano Bechi vino con la novia a verme estos días. También amenazó con quedarse para siempre pero al final terminó marchándose. Estuvimos hablando guaraní y tomando cerveza como condenados. Menos mal que se fue. SE estaba volviendo inestable el asunto. Es bueno que la gente se marche, marcharse es una buena actitud ante la vida.
Eso es todo respecto a mis aventuras de estos días.
Cuidado con los resabios del Mosquito.
10 marzo-2008
3 comentarios:
bien ahí ever... vi que dejaste la dirección en el mensajero y vine a mirar... más tarde me podnré a leer, pero creo que amerita un saludo desde al lado de la rana.
capaz que en mayo pise bs as, te avisaremos
Jajaja, me gustó mucho su descripción de M.G!
Comparto todas las opiniones menos la referente al charango... a mí me gusta el charanguito de Zenón!
(Y bueno, nadie es perfecto)...
Buen blog, me quedo por acá.
Salud Eber por tu blog...blablabla...si queres visita le mio: www.defoxcircus.blogspot.com
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