martes, 17 de septiembre de 2013

“De padres e hijos”, de Emil Hakl


EDITORIAL MELUSINA (Catalunya, 2008)
Traducción del checo de Kepa Uharte, 
con revisión de Judit Romeu Labayen


«La llamada literatura culta está aquí sobre todo 
para la gente que no tiene nada más en la vida, 
para los desgraciados, vamos. Los demás, los que 
están sanos y tienen pasta, solo se la toman como 
un entretenimiento ligero y un poco aburridillo 
antes de ir a dormir»
pág. 32


Un cuarentón pasea con su padre por bares, parques y calles de Praga, conversando de todo un poco, con intermedios de alcohol y comida: la Historia, las mujeres, las guerras, el comunismo, los amigos, los rencores, la muerte, la ciencia, la vida en general. De la novela casi homónima de Turgueniev, de la cual no solo sale el título sino también la temática (el encuentro entre distintos universos generacionales), aquí solo tenemos la imposibilidad: el mundo -los mundos- están tan descompuestos y entremezclados que cualquier confrontación es inútil; hacerlo solo acarrearía amargura y lástima. A lo que Hakl agrega humor y ternura. Las generaciones disímiles se han quedado, por decirlo así, sin con qué, desargumentadas, flotando en su nada pelotuda.

«-¿Pero entonces qué clase de diálogo es este?
-El diálogo es una ilusión, todo el mundo quiere hablar de lo suyo sin parar, si puede.
-No estoy tan seguro.
-Porque aún no eres del todo adulto»
Pág. 21

La novela está dividida en pequeños capítulos temáticos. En cada uno hay por lo menos un aforismo, venga del padre o del hijo. Son aforismos lábiles, que entremezclan desazón y risa, brillan un par de minutos, lo que dura la lectura. Después hay que levantarse y seguir caminando.
El intento de conservar la espontaneidad de una conversación resulta quizá un poco forzado por la división estructurada de la misma. Resulta demasiado artificiosa. Esto es lo único cuestionable y por momentos empantana un poco la lectura; pero por lo general, es una novela bella, trivial y profunda a la vez.
Da para pensar: tanto con el significado de la vida, su trascendencia, y a fin de cuentas lo único que nos deja tanto machaquear es un manojo de anécdotas intrascendentes. Por suerte, cada tanto podemos aún tener una linda charla, con quien sea, un ratito.





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2 comentarios:

Vero dijo...

¡Qué grandilocuente el texto de contratapa! Uno se asusta un poco con tanto. Me gustó mucho más tu comentario, Ever, parece interesante el libro.

e. r. dijo...

Hola, Vero!
La contratapa es espectacular. El libro es muchísimo más relajado. Saludos