lunes, 22 de octubre de 2012

"El escritor, las mujeres y el partido", de Ma Jian

Editorial EMECÉ (Lingua Franca), Bs. As. 2007
Traducción de María Martoccia
(Pésimos correctores, la novela está llena de erratas)


Un escritor profesional (designado como tal por el partido comunista chino) cena con su amigo, el donante profesional de sangre, sobre cosas que por lo visto también tan lejos, en oriente, ¡en un país comunista!, son temas entre dos hombres; a saber: mujeres, política, dinero, libertad, la vida, etc. El escritor profesional tiene en la mente muchos relatos no escribirá, por no oponerse al partido, que le promete un lugar en el diccionario de autores chinos si escribe una novela inspirada en la vida de Lei Feng, un héroe revolucionario chino, para inspirar a las juventudes. El donador de sangre profesional, por parte, quiere que se inspire en él para el personaje, siendo que su caso es ejemplar, pues está, literalmente, dando su sangre por la revolución: pero sos un empresario, le dice el escritor profesional, cosa que es cierto, pues dando sangre el donador profesional se ha hecho un empresario rico y puede darse el lujo de invitar vino y carne a su amigo, el escritor profesional, como ocurre precisamente en la charla en que se sustenta la novela de Ma Jian. Ellos son de los pocos que comen carne –en su conversación intercalan comentarios sobre las otras veces que les tocó comer carne- y más aún, toman vino; en pocas palabras: comen y beben como si fueran bestias capitalistas, como si pudieran elegir. El escritor está deprimido, el donador lo sabe y le dice que es un flojo, que está siendo aplastado por sus sueños y su cobardía, al no escribir las historias que tiene en mente si no solo las que el partido le pide. Entonces, se suceden los relatos de las historias que el escritor quisiera escribir, en forma de cuentos.
En los relatos se da una panorámica de la vida en la China comunista: los personajes se dejan, fatalmente, devorar: el escritor profesional por el sistema, el donador que literalmente se desangra por vivir, una actriz que se deja engullir por un tigre, un editor por su esposa –la tigresa-, un desvanecedor –hombre que posee una empresa de cremación- que mete al horno a su madre –y al parecer, esto no se dice, se mete luego él mismo-; o bien los personajes viven atormentados por ser devorados, ya sea por la multitud, por la despersonalización, temen volverse un engranaje anónimo de la máquina. El territorio que habitan es la frontera entre el comunismo maoísta más recalcitrante y la apertura al sistema capitalista iniciado en China, ambos voraces. No hay salvación, parecen decir los personajes, solo queda dejarse comer.
El comienzo es flojo, pero medida que pasan las páginas el humor y la melancólica desesperación de los personajes se vuelve encantador. Se disfruta muchísimo, aunque nuevamente decae, pero solo muy levemente, al final. En fin, es una gran novela.

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2 comentarios:

Vero dijo...

A pesar del "muchísimo" no parece que te haya entusiasmado mucho.

e. r. dijo...

Vero!
quizá yo no estoy muy entusiasmado últimamente, pero libro me gustó mucho. Ya te lo paso para que veas