viernes, 3 de agosto de 2012

"El espíritu de mis padres...", de Patricio Pron

Título completo: «El espíritu de mis padres sigue subiendo en la lluvia»
Ed. Mondadori, Bs. As. 2012


Disfruté mucho de la lectura de este libro, contra todo pronóstico, pues me habían que era excesivamente cursi y lleno de clichés, sin embargo no me pareció completamente así, pues precisamente lo sentimental es lo que le da fuerza al libro, y no cae en lo cursi, aunque sí en algunos clichés propios del género de memorias del hijo que rescata al padre del olvido, un poco a la manera de Pinocho salvando a Gepetto, o como el personaje del Viaje español, de Horacio Vázquez Rial -uno libro bueno de un autor de opiniones lastimosas, deprimentes, sobre política, un autor de derechas cuyas posiciones escandalizan precisamente por el padre que tuvo, aunque quizá no debería hablar de esto, pues no sé mucho, salvo algunas notas leídas de él y algún par de intentos, fracasados, de volver a leer una novela suya-, y sobre todo La invencion de la soledad, de Paul Auster, a pesar de tener una temática completamente diferente; las similitudes que cito no incluyen el estilo literario, sino el gesto del hijo y un poco el tono intimista, de hijo que se acerca un poco culpable a la figura en gran medida desconocida del progenitor, desconocimiento debido en gran parte por la falta de predisposición del hijo y no así tanto del padre; podrían citarse numerosos libros similares, pero no vienen al caso, más todavía porque no pensé en ninguno mas mientras leía esta novela de Pron. Me gustaría leer otro libro de Pron, ¿alguien me lo presta? Me doy cuenta de que perdí bastante la capacidad de comentar libros, hace mucho que no entro a esta página, leo varias cosas pero no se me ocurre nada que decir sobre ellas, salvo en el momento en que estoy leyéndolas y las ideas me asaltan la cabeza, explotan, revelaciones, epifanías, fantásticas lecturas comparativas, filosóficas, etc., como me pasó con esta novela, pero como no las anoto, como tampoco anoté las impresiones que me iba causando este libro, pronto olvido todo, olvidé todo lo que quizá se me ocurrió sobre esta novela, estoy seguro de que se me ocurrieron muchas cosas, y también estoy seguro de que me gustó mucho leerla, hace una semana, aunque ahora mire el ejemplar y me cause una espantosa indiferencia y casi no recuerde de qué trata, salvo que el narrador consumía algunas drogas psiquiátricas, ni idea para qué, creo que no lo menciona en el libro, o si lo menciona no queda claro, o posiblemente yo haya salteado la página en que lo explica, accidentalmente, se me debió correr el señalador, se mudó de página, quién sabe, estas cosas pasan, ojalá no haya sido así pues pude perderme algo importante, importantísimo, crucial, iluminador; también recuerdo que había una receta de cocina, de un pastel, que anoté en alguno de los papeles que tengo en la cocina, para probarla después, seguramente me habré parecido delicioso el pastel, se me habrá hecho agua la boca, con la comida siempre estoy muy predispuesto, soy abierto, prácticamente no tengo prejuicios, ya probaré la receta pues la tengo anotada por ahí, entre otras recetas, cuando me toque leerla de vuelta, quién sabe cuándo, tal vez en unas semanas, o meses, la prepararé, y probablemente ya no recordaré de dónde salió y no tendré la amabilidad de agradecérselo a Patricio Pron, escritor cordial, que comparte recetas de cocina, estos gestos siempre son adorables en los escritores, pocos los tienen, pienso en Balzac, a quien respeto precisamente por eso, por explicar, sorprendiéndonos, maneras de hacer una salsa, una buena taza de café, sin que sus libros sea precisamente recetarios de cocina, sino que esas recetas vienen como un plus, gratuito, como esta receta en El espíritu de mis padres sigue subiendo en la lluvia, magnífico gesto de derroche de amabilidad, consideración y aprecio a los lectores, ejemplo a seguir, los conmino, por todos los escritores, en lo posible, para mejorar la literatura.



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