lunes, 3 de octubre de 2011

"El estereoscopio de los solitarios", de Juan Rodolfo Wilcock

Traducido del italiano por Guillermo Piro
Ed. Sudamericana 1998


“La soledad engendra dioses”
Pág. 9

El estereoscopio es un aparato provisto de espejos que sirve para crear ilusión de profundidad, o efecto 3D, en una fotografía o pintura. Está, ciertamente, muy pasado de moda, y ya lo estaba cuando se publicó este libro en 1972. ¿Por qué, entonces, un estereoscopio para solitarios, y no cualquier otro aparato más tecnológico, anáglifos, por ejemplo? Pues para que los solitarios creen ilusión de profundidad, para que le den más realidad a la fantasía que miran, con el primer invento para este fin; lo que equivaldría a lo primero que inventarían ellos mismos si representasen, como creo que es el caso, a toda la humanidad.
Una de las afirmaciones más espectaculares de Juan Rodolfo Wilcock es precisamente acerca de este libro, del cual dice que es “una novela con setenta personajes que nunca llegan a conocerse”. La lógica de esta afirmación es inobjetable. Si se conocieran los personajes entre sí, si interactuaran, dejarían de ser solitarios.
Evidentemente aún no he dicho nada interesante sobre este libro.

1 comentario:

mario skan dijo...

Muy buena esta reseña Ever. Pensar que yo escribí sobre este libro una sarta de huevadas. Pienso que Wilcock no quería parecerse a nadie, escribió en el idioma del dante, imaginó a la manera de Marcel Schwob y nuevamente estoy escribiendo huevadas.
De Osobuco no puedo decir nada, Todavía no lo vi al superlopa que lo tiene acovachado-

saludos