sábado, 9 de julio de 2011

"Aguas salobres", de Mario Levrero



Ediciones MINOTAURO. Buenos Aires 1983



Este libro consta de cuatro relatos, publicados anteriormente en revistas y, si no estoy mal informado, alguno aparece en otro libro, ahora reeditado por Editorial HUM, de Montevideo, bajo el título de “Todo el tiempo”. En fin, recorrí gran parte de la web buscando el índice de este libro, “Todo el tiempo”, pero no lo encontré. No sé por qué lo hice, no creo que haya sido solamente para saber cuál es el cuento que ya fue publicado en otro libro, que reaparece en este, tal vez modificado o igual, el caso es que no tiene la mayor importa.
Aquí el índice de “Aguas salobres”, por si alguien lo necesita: La cinta de Moebius, La casa abandonada, Las sombrillas y Aguas salobres.

Bijou
Todo empezó con un gato. O más bien tres: uno que conoció Levrero en su infancia, otro que pertenece a la amiga del personaje de La cinta de Moebius y la última es mi gata, Segismunda.
Siempre estoy en alguna tratativa con Segismunda: darle de comer, hablarle, abrirle la ventana, buscarla, hablarle, llevarla a la veterinaria, contemplarla, acariciarle el pelaje, hablarle, etc. Sus repuestas se limitan a mordiscos y en ciertas ocasiones cede a un amor desorbitado hacia mí: ronroneos y lamidas ásperas. El caso es que me fijo en cada gato que veo…, pero ya estoy sintiéndome avergonzado al hablar de mi gata, creo que le quito intimidad al asunto, nuestro asunto...
En “La novela luminosa” (Ed. Mondadori, Buenos Aires, 2010) Levrero escribió lo siguiente, que se corresponde a los fragmentos del diario de la beca, o sea su diario personal:

«Y de noche, antes de dormirme, me llegó el recuerdo de otro maltrato a un animal, esta vez en mi temprana infancia, y casi como cómplice, ya que la idea de maltratar al gato surgió, o así quiero recordarlo, de mi amiguita Sussy. Estamos hablando de los tres años de Sussy y de los cinco o seis míos. Ella tenía un precioso gatito negro llamado Bijou, muy simpático y amigable. Por algún motivo un día decidimos perseguirlo a pedradas, y nos divertía mucho correr tras él y tirarle con cuanta cosa tuviéramos a mano. Hicimos de eso un hábito. Por lo general el animalito terminaba refugiándose entre una pila de troncos, cortados para leña, que había contra un cobertizo en el fondo del amplio terreno de mis vecinos, lugar que nos resultaba inaccesible. Después de unos días el gato se fue, creo que para siempre. De eso me acordaba cuando me dormí.»
Pág. 235

Yo me acosté a dormir luego de leer este párrafo y, por supuesto, lo hice acariciando a mi gata y pensando en ella, o más bien pensando en lo que podría estar pensando ella: ¿la intrigaré tanto como ella a mí? Bueno, ese tipo de cosas.
Ayer domingo me dispuse a leer algo más de Levrero y tomé el ejemplar que titula este texto. En el primer relato, La cinta de Moebius, encontré lo siguiente:

(los personajes, dos niños, están en un barco rumbo a Europa):
«Susana creía que el barco era Europa llorando amargamente durante largo rato porque decía que Europa no le gustaba; después empezó a llorar otra vez porque extrañaba a sus padres. Yo la llevé aparte y le expliqué que el barco era solamente un medio de transporte; que en Europa estaba Francia, y en Francia estaba Paris. Le hablé del Moulin Rouge y del Follies Bergère y de cuánto nos íbamos a divertir juntos allá. Esto la calmó por completo y entonces extrajo de entre las ropas a su gato, que traía de contrabando. Se llamaba Bijou, y nuestro juego favorito era soltarlo y perseguirlo sin tregua, acosarlo entre la leña y tirarle piedras hasta que se ponía rabioso y erizaba los pelos y bufaba. Pero allí no había leña y pronto se perdió entre los vericuetos del barco. Nunca más lo volvimos a ver.»
Pág. 14 – 15

Como es de prever, cavilé lo siguiente:
1) Si el yo narrador de los relatos de Levrero es una creación literaria, bien podría serlo también el yo narrador de los diarios de “La novela luminosa”; ergo, hay un puente directo entre estos narradores, pertenecientes al ámbito imaginativo (con independencia de que tengan raíz en la experiencia personal del escritor), por lo que este gato, Bijou, solo existió, existe y existirá en la literatura de Levrero (lo mismo podría decirse de esta niña Susana, o Sussy). Con esto se explicaría cabalmente el parecido entre ambos párrafos y la situación que relatan, con la salvedad de que uno está en un cuento y el otro en los diarios del escritor uruguayo;
2) si, por el contrario, el gato existió realmente como mascota, esto significaría que el yo narrador de los relatos –por ende también el de los diarios- es el mismo escritor, no un alter ego, y sus textos, del primero al último, narran experiencias percibidas como reales, lo cual podría expresar: a) Levrero estaba completamente loco para escribir lo que escribió, o al menos padecía cierto desorden mental; b) no entiendo absolutamente nada por incompetente; c) Levrero narra sus sueños desde el yo de sus sueños, por lo mismo nunca sabremos quién fue el que escribió los libros, y tampoco podríamos enterarnos del mismo aún en las entrevistas, aunque tal vez sí en las hechas durante hipnosis, o por algún procedimiento similar; d) Mario Levrero no sabía ni hubiese podido saber nunca de sus relatos, pues los escribía en trance, ya sea por influjo de alucinaciones hipnagógicas, drogas, una ciertamente precaria percepción espacio-temporal, alguna incapacidad o ultra-capacidad sináptica, dios sabrá qué; d) esta broma fue meticulosamente preparada durante tres décadas; e) las posibilidades de interpretación se bifurcan constantemente.

Si consideramos (Ricoeur) que “la trama es el conjunto de combinaciones mediante las cuales los acontecimientos se transforman en una historia o —correlativamente— una historia se extrae de acontecimientos”, o sea la trama sería una mediadora entre el acontecimiento y la historia,

Hace una semana detuve bruscamente -por alguna cosa que ocurrió, ignoro qué fue- la redacción de este texto sobre el libro de Levrero. Tampoco lo continué o releí, a causa de numerosas ocupaciones que no vienen al caso referir. Olvidé por qué, para qué, etc., o hacia dónde quise ir al escribir este texto. Seguramente había alguna cosa que me obsesionaba, o al menos me causaba escozor, algo de eso.

La urdimbre
Si en primera instancia los relatos de Levrero remiten a técnicas narrativas que utiliza el sueño: por ejemplo la yuxtaposición y la polisemia; en segunda instancia encontramos: la metaliteratura, pero desquiciada, y también la simple cita literaria, ubicada extrañamente en ciertos sitios, salpicando de color, o como chiste; pero el caso es que la manera en que se autoreferencia la escritura o bien la aparición de otros textos literarios es también a través de la yuxtaposición y la polisemia. Sé que aquí debería aclarar un poco más esto o al menos colocar estratégicamente un par de ejemplos. Bien. En La cinta de Moebius (título de un cuento de Cortázar) el personaje principal recala en Paris y allí se encuentra con Isidore Ducasse, entre otros personajes, pero no solo el conde es el Conde Lautr… sino que es sobre todo el conde de Lautr… creado por Cortázar, en su cuento El otro cielo. Literalmente el personaje se mete en El otro cielo de Cortázar, y narra por un par de páginas desde el narrador de Cortázar, y se va, de golpe, a otra parte, a otro relato. Para los que no recuerdan: El otro cielo es un cuento en que un tipo que está en Buenos Aires en los 50 dobla una esquina o cruza un zaguán (no recuerdo bien qué hacía), algún pasaje cualquiera de la ciudad, y termina en Paris del 1870, o por ahí, recorriendo los sitios donde supuestamente estaba, según crónicas literarias, el Conde de Lautréamont, nacido en Montevideo con el nombre de Isidore Ducasse. Hay también en este relato un asesino, etc. Allí, en las mismas circunstancias, el narrador de Levrero comparte una mesa de bar e incluso se hace compinche de Ducasse (tal vez por ser compatriota), a diferencia del personaje de Cortázar que no puede atravesar la mística del conde para acercarse él. También se amiga con los personajes secundarios. Después se tiene que ir, a otro relato, etc. Así que es como funciona el sueño, si nos ponemos a pensar: abunda en puntos de giro que vuelcan la historia hacia otra parte; estamos aquí, pero de repente, sin que haya una causalidad, sin abrirse ni cerrarse de cortinas, al menos, ya estamos allá, etc. O bien: este sitio es también otro sitio, y esta fulana es a la vez dos o tres personas más, sin que lo sepamos a ciencia cierta: así funcionan los personajes de Levrero. Por eso lo segundo que cité como recurso: la polisemia, o metonimia, que es como le dicen los psicoanalistas, si me dijeron bien. También tienen un nombre para la yuxtaposición: no me acuerdo, perdón. Bien, el personaje de La cinta de Moebius también cita una línea, entre homenaje y burla, de García Márquez: le preguntan el nombre y él no se acuerda porque perdió la memoria, le dicen: "tenés cara de llamarte Esteban". Y él responde: "¡No, no me gusta!" El hecho de que no escoja, por ejemplo, arquetipos jungianos, o alguna boludez semejante para mover a sus personajes, sino pasajes literarios, hace pensar en el sueño de la literatura. Si nosotros, pobres seres humanos, construimos durante el día los decorados de nuestros sueños, la literatura hace lo propio con los suyos: cada escritor pone un cortinado, un jarrón, algún detalle. Entonces, los personajes soñados de Levrero, se mueven en el sueño de la literatura. Este relato, La cinta de Moebius, es fascinante y fantástico. Quiero decir: el primer relato citado es una cita doble, de un escritor, el más, de literatura fantástica: El hombre de arena, de Hoffman (al peronaje principal, y narrador, le cambian a la amiga, Susana, por otra igual, “que se movía como si tiraran de un hilo” -página 50); y El Hombre de arena quiere decir también el doble, lo ominoso, lo familiar que se vuelve extraño, lo siniestro: Freud. A parte de ser este un gran recurso fantástico, remite a dos planos, como invitación o guía o mapa de interpretación: la literatura fantástica y el psicoanálisis. Luego vienen Cortázar, GGM, los griegos antiguos, incluso está, rarísimo, el Matthew O’cconor, el de El bosque de la noche, personaje que no para de hablar de la noche, dicho sea de paso. Varias literaturas que se refieren a lo fantástico, lo ominoso, lo maravilloso, la noche, el otro lado, el doble, lo especular, lo paraxial, lo yuxtapuesto, confuso, la disolución espacial y temporal, todo esto, etc. Dos cosas para terminar: el uso del gag y la búsqueda sin objeto, o al menos no precisado, sino solo entrevisto difusamente.
Esto se pone largo.
Saludos






7 comentarios:

KuruPicho dijo...

la novela luminosa es un bodrio de asi c1000 paginas de un becario aburrido tipikamnete uruguayo--a pesar ke el finado Fogwill lo consideró el mejor del año (?, 2008, 2009?, reeditado en kurepilandia claro)....lei, prestado, otro libro del uruguayo ultra cotizado...ke sucede, aburridamente en un pueblito aburrido...uruguayo...bien escrito es cierto, pero eso ké importa...si el contenido es la nada?...poco..nada..pobre...vacío...Acaso leea sus sci-fi sesenteros..descargados de 4 shared.com..cuando tenga tiempo..por en cuanto..es un autor intrascendente y sobrevalorado para mi...Mejor lean a Tanachian!

e. r. dijo...

Hola, Kuru!
Jaja, exagerado, solo tiene 500 páginas.
Quién es Tanachian?
Copadísimo lo de la feria cartonera, vi por todas partes, felicidades. Lo van a exportar a otras ciudades?
Saludos!

Casa editorial HUM dijo...

Orden del libro "Todo el tiempo":
ALICE SPRINGS, LA CINTA DE MOEBIUS, TODO EL TIEMPO.

e. r. dijo...

Gracias, HUM!

Vero dijo...

¡Te salió levreriano el post! Una deriva caprichosa, sueños: desplazamientos (de paso le recomiendo ése al Kuru, Desplazamientos, breve y genial).

mario skan dijo...

El diario de la beca es una invención de Levrero que la mitad de las cosas se las inventa, si no es así, no importa. Los pasajes de Levrero con la computadora, los juegos y la pornografía son superiores a La novela luminosa, que también juega como real, pero no..
La cosa es que leo una buena interpretación del señor Levrero, que odiaba a Bethovenn por jodidamente bochinchero, y su vinculación con Cortázar.
saludos Ever

KuruPicho dijo...

tanachian:
http://felicitacartoneranhembyense.blogspot.com/2010/08/tuzut.html
y ahi descargable 1 libro reciente en mediafire, creo...