miércoles, 18 de noviembre de 2009

Toda la vida, de Alberto Savinio


Centro Editor de América Latina, Buenos Aires, 1983.
Traducción de Antonio Bonnano.
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“…una ciudad en medio del campo ilimitado y fumoso de cáñamo”
Pág. 7


Un punto interesante de Savinio, que ya de por sí despertaría interés por sus libros, es que fue el hermano menor de Giorgio de Chirico. Pero si por esas cosas de la vida, hubiera conocido primero los libros de Savinio, hubiese querido ver qué pintaba el tal Giorgio de Chirico, hermano del escritor.
Nacidos en Grecia los dos, artistas freaks, descendientes de Parménides, hiper-intelectuales, solemnes y coloquiales a la vez, vestidos de piedra, encendiendo un largo pucho con la antorcha olímpica, esa que no se apaga más.
Pero bueno, el escritor. Gogoliano, surrealista, romántico. Este libro reúne 23 cuentos cortos, pertenecientes a Toda la vida (1945) y algunos que se publicaron recién a la muerte del autor.
Hay un cuento llamado “Pianista blanco”. El narrador ve cómo la luna baja hasta el piano que tiene en la casa y empieza a tocar: «El viejo piano el gran labio negro sobre la dentadura amarillenta, como un asmático que busca aire para masticar, y desde el fondo de su tórax las cuerdas enviaron un lamento tristísimo que extendió largamente en la suave paz de la noche». Y el narrador no ve mejor cosa que hacer que mirar al pianista, cuyos «bigotes blancos se curvaban sobre el labio, entraban en la boca, como si el pianista blanco se nutriese de su propio pelo».
Pues, digamos, Savinio da la impresión de escribir así, petrificado bajo la luz lunar. Aúna la poesía clásica con imágenes surrealistas, la fantasía metafísica con el despliegue existencialista, y el relato trivial y el boceto.

Apéndice
Los relatos “Miedo en la Scala” (1949), de Dino Buzzati y “Concierto privado” (1945), de Alberto Savinio comparten un miedo común: la invasión en el ámbito culto y remilgado de los conciertos de música clásica, terreno aristócrata y bobo (bourgeois-bohême).
En el relato de Buzzati, durante un concierto en la Scala de Milán se oyen rumores de una revolución; los ricachones del público entran en pánico y se repliegan en los rincones del teatro, esperando lo fatal. Pasan las horas; los más cobardes buscan alianzas que los protejan, se venden entre sí, planean ocupar algún cargo, mantener sus privilegios o aumentarlos. El ambiente es opresivo, lleno de humor, kafkiano, irónico. Los supuestos revolucionarios que asistieron al concierto empiezan a envalentonarse, los ricos juntan lo que tienen para pagar su no-degollamiento. Pasa la noche. La revolución no se produce. Lo único que hay en un gran despliegue de cobardía. Uno de los personajes, no aguatándose más, sale a la calle. Se escucha una detonación y cae en plena vereda. Silencio expectante de la gente del teatro que pavorosamente observa. Luego el caído se levanta y simplemente va a casa.
El relato sirve como excusa para describir una clase social que a pesar de todos sus privilegios, es frágil, sin sangre, bobalicona; las maneras no enseñan a empuñar un arma de defensa. Lo único que tienen es dinero, y son pocos y se odian entre sí. Viven amparados en su dinero, protegidos por él. Los pobres y revoltosos son un enemigo temido: saben los ricos que con solo organizarse un buen día pueden hacerse con ellos y vengarse. Los pobres son los bárbaros de Atila, pero ¿dónde está Atila?
Atila está ahí, mirando, y lo saben.
Por su parte, el protagonista de “Concierto privado” asiste a una velada en casa de un extravagante y melómano aristócrata romano. Como en Buzzati, hay descripción de maneras, sostenidas en el vacío. La atracción de la noche es una bailarina y cantante musulmana. La mujer empieza a cantar una canción hipnótica y salvaje y se abre la puerta y entra Mahoma con una cohorte de bárbaros. Empiezan a cortar cabezas, hay sangre por todas partes, el profeta rapta mujeres para su harén. El público del concierto, en lugar de defenderse, está tan horrorizado por la crueldad de los musulmanes que se esconde tras sofás, bajo mesas, etc. Un despliegue de inoperancia y temor a lo no elegante.
En este caso, es el oriente desconocido, con maneras extrañas, la que invade el cerrado y frágil ambiente de la refinada cultura europea.
Pero el fondo es el mismo: la invasión de lo bestial en casa de la elegancia.
Pero una lectura más correcta sería esta: la música es profundamente punki, animal, etc. Cada vez que es evocada, aunque sea por músicos de frac entonando a Sibelius, se abre el agujero negro de lo desconocido, que nos ataca desnudándonos primero, luego devorándonos. Nada hay más absurdo que querer encasillarla en códigos de comportamiento exquisitamente pulidos.


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13 comentarios:

Pablo Seguí dijo...

Leí ese libro hace muchos años, cuando se conseguían por uno o dos pesos en las librerías de saldo. Recuerdo gallinas en un cuento. Me hiciste acordarme del del pianista.

Saludos.

Aurore Dupin dijo...

Como escribiese Oliver Sacks en Musicofilia:

(...) No sabía muy bien qué hacer con esa exigente música que se colaba en él de forma irresistible y lo apabullaba. ¿Tenía alucinaciones musicales? No, decía el doctor Cicoria, no eran alucinaciones, «inspiración» parecía una palabra más adecuada. La música estaba ahí, en lo más profundo de su ser (o en alguna otra parte) y todo lo que tenía que hacer era dejarla llegar a él. «Es como una frecuencia, una emisora de radio. Si me abro, aparece. Me gusta pensar que “viene del cielo”, como decía Mozart».

Saludos temporales.

KuruPicho dijo...

Yo, si lo firma Buzzati leo hasta la lista del supermercado....Suertudo con Savinio, uno de los ídolos de Kis, en español solo conocía traducciones de la siempre prohibitivas ediciones de Siruela, un día hay ke asaltar la casa central...

mario skan dijo...

Buzatti, tengo Los siete mensajeros y otros relatos. Ojeo el índice, figura miedo a la scala. me entró la curiosisdad, tengo que leerlo.
con el link de Saviano tal vez me entusiasme. si me entusiasmó el post.

Los orientales siempre aportando exotismo y cortando cabezas, una muerte rápida. como el cuento de Piglia? donde los degolladores jugaban a cortar cabezas y apostaban qué degollado llegaba más lejos.

saludos

marichuy dijo...

Ever

Curioso que lea tu post hoy y que el relato contado que más me haya llamado la atención, sea el de “Miedo en la Scala”; hoy es el 99 aniversario de la Revolución Mexicana y nunca como hoy, la inutilidad y cobardía de ciertos segmentos sociales había estado tan expuesta. Bien podríamos extrapolar el concierto de esa Scala milanesa a ciertos ámbitos mexicanos y la reacción nos ería muy diferente..

Se me antojó leerlo; ojalá lo consiguiera acá.

Saludos

Francisco dijo...

Bendita música

e. r. dijo...

Hola, Tamarit
a mí también me tocó encontrarlo usados, por pocos pesos, olvidado. El cuento de las gallinas es sublime. Hay una tríada de gallos literarios que quisiera escribir, conformada por los pollitos de Svevo, el gallo de Savinio y el pollo de tabarovski (las hernias).
Gracias por la visita,
saludos

Hola, Dupin
Lindo fragmento. Da curiosidad el autor, de paso,
gracias por pasar.
saludos

hola, kuru
sí que fue suerte, es como inencontrable en otras ediciones. por suerte me topé con algunos libros de él. pega la lectura, hay que decir.
avisá pues si sabés de alguien que va por ahí de acá,
saludos

Hola, mario!
es ampliamente recomendable buzzati. el cuento de piglia no lo conozco, pero vamos a buscarlo, que siempre está bueno leer al tipo.
gracias por pasar,
saludos

Hola, Marichuy!
es un cuento genial, para varias relecturas, no sé, pleitesía total. en internet lo encontrás y no es muy largo.
savinio también. pasa que no me dio el cuero, pues me excedió la complejidad del libro para comentarlo más.
gracias por la lectura.
saludos

Francisco,
así mismo...
Gracias por pasar,
saludos

RebecaTz dijo...

Hola, e.r., interesante paralelismo entre ambos relatos, me encantaría leerlos.
No he leído a Savinio y El desierto de los tártaros es mi eterno pendiente...
¡Un saludo!

N. dijo...

¿Habran otros hermanos? ¿increible, que les daria de comer su padre??
me encantaron las referencias, es bueno saber lo de Bo*Bo para aplicarlo mejor, hay que investigar!
muy bonita la foto don ever, siga asi
besotes

e. r. dijo...

Hola, Andrómeda
el desierto es también uno de mis pendientes...
gracias por pasar,
saludos

N,
como siempre un placer la visita. No sé si el bobo castellano viene de ahí, pero quién sabe. habría que ver.
en todo caso, es aplicable a veces.
besos

Mandui Hu'i dijo...

Hola Éver..
¿Podés hacer una reseña comentada de "Toda la vida" pero de Enmanuel?
Otro dia te pido algo de Yuri.
saludos

e. r. dijo...

Hola, Humbert!
De Yuri la maldita primavera, por supuestro. El otro ni ahí. No pega, prefiero soledad.
saludos

N. dijo...

che, busque en LA internet, no viene de ahi me pa el Bo-Bo, pero es una buena historia. Otra cosa, el cosito del pajarito esta en el piso del patio! que paso?????? hehehe